domingo, 22 de enero de 2012

Ataraxia




Hacía un tiempo que no hablaban. La decisión fue tomada de manera muy espontánea. Surgió tras
horas y horas de conversación, algo típico en ellos desde mucho antes, ya iba a hacer prácticamente
dos años desde que empezaron a hacerlo. No se sabe muy bien cómo llegaron a ese punto ni de
quién fue realmente la idea pero ambos, a su manera, lo deseaban. Ello los empujó a ponerse de
acuerdo. Dejaron de lado todos sus planes para verse.

Al contrario de lo que se pueda pensar, el encuentro fue silencioso. Un fuerte abrazo fue el Hola,
cómo estás? lleno de sentimientos un tanto dispares entre ambos. De esto solamente fue consciente
uno de los dos, pero ya contaba con ello. No salió ni una sola palabra ni un solo susurro de sus
bocas en el transcurso del encuentro y a partir de media noche el silencio llegó a ser
extremadamenete denso.

Después de esto se inició la única conversación de la noche, fue un intercambio de miradas con el
que se entendieron sin problemas y con el que ambos pidieron permiso para continuar y confirmar
lo que ya se había hablado. Empezó con una caricia, delicada, con miedo, como si las manos fueran
a romperse con solamente ser rozadas con las yemas de los dedos. Las miradas se acercaron, puede
que le susurrara alguna cosa que ella no llegó a entender, pero no le dio importancia porque sus labios empezaban a acercarse y llegó un punto en el que las miradas dejaron de importarle como lo habían
hecho al principio. Sus labios comenzaban a rozarse y sus pupilas se dilataban más y más con cada bocanada de aire.

La habitación, impoluta, había sido preparada especialmente para la ocasión. Ya sonaban las
campanas de las 00:00. Las velas consumiéndose. El ambiente cargado, el olor a sexo lo
invade todo.

Los dos cuerpos, ardientes, yacen en el suelo, inertes. En su mano izquierda hay una arma. Con el
brazo derecho la abraza.

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